AVISO DE BOMBA (24/01/13)

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PARTE-1:

Se trataba de unas mini-pistolas atadas con cinta adhesiva a nuestras muñecas. Íbamos en coche a bastante velocidad por Prat de la Riba, conducía Carlos. Nos paró la policía, pensamos que se trataba de un control de velocidad, nada más bajar la ventanilla descubrimos el verdadero motivo: Habían instalado una bomba en algún lugar del centro de Lleida, tenían la seguridad de que era cierto pero desconocían su ubicación. No quería atarme ese artilugio a la muñeca, ¿de qué servía una pistola ante la explosión de un artefacto? Me obligan a atármela, tengo miedo, ¿y si se me auto-dispara? Compruebo que el gatillo es minúsculo, que en cualquier momento puedo rozarlo y disparar sin control. Reniego, me quejo, pero accedo. Los policías, con la paciencia ya agotada, nos advierten, andad con cuidado, puede estar en cualquier lado: papeleras, alcantarillas… Me asusto todavía más, con las prisas he atado la pistola a mi muñeca de cualquier manera, se me caerá, pienso, la cinta adhesiva no aguantará.

Carlos arranca, le grito, más despacio ¡por favor! Puede estar debajo nuestro, ¡esquiva las alcantarillas! Ni las roces, se me antoja una obsesión, no debemos rozarlas con las ruedas, que ni un mínimo de nuestros movimientos provoque una hecatombe.

Ya no estoy en el coche, voy corriendo por los alrededores de la plaza del Auditorio, aún no han desactivado la bomba, no sé quién me acompaña, creo que mi madre. Mi mayor obsesión, esquivar las papeleras, puede estar en cualquiera, a cada bolsa de Mac Donald’s por papelera siento que podría parárseme el corazón.

Corriendo, llego a un punto alto, una especie de presa se dibuja bajo nuestros pies, hay que bajarla, primer problema, de mis pies al siguiente paso hay por lo menos dos metros de vacío, retrocedo. No puedo hacerlo, ¡Los saltadores olímpicos en piscina lo hacen, saltan! No me atrevo, se trata de hormigón, ¡no de agua! En algún momento llega la noticia, la bomba ha sido desactivada, me relajo, no he saltado.

PARTE-2:

Y es en el mismo cruce de Prat de la Riba, dónde nos pararon para avisarnos del aviso de bomba, dónde ha habido un accidente múltiple. Me asomo, una veintena de cuerpos yacen inmóviles en medio de la carretera. ¿Qué ha podido pasar? La mayoría tapados por un sábana blanca ya no respiran, ya no están entre los vivos, nunca había visto tal cantidad de cuerpos sin vida, de órganos que ya no cumplen su función. Me aterra la idea de pensar que  tan sólo unos minutos antes, al menos una quincena de corazones  aún bombeaban sangre a todo motor por cada uno de esos cuerpos.

Entre la multitud de cadáveres, algunos cuerpos se retuercen, son los que no están tapados. Parece que los supervivientes no están tan mal, uno de ellos se levanta, lo veo correr hacia otro de los cuerpos retorcidos, le propina una patada, dos, tres, y grita, entre patada y patada lo maldice, yo solo entiendo algún grito ¡Por tu culpa, cabrón!

Y yo, sin apartar la mirada, no dejo de pensar ¿Podré algún día, quitarme esta imagen de la cabeza cuando vuelva a pasar por este cruce?

Publicado por mushkita

Declarada fan universal de Mulán.

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